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El trabajador por proyecto responde a las necesidades puntuales de las empresas, que les contrata para una tarea determinada, pero no para integrarles en su plantilla.

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siempre hay que decidir

La forma legal de vinculación más habitual que se produce en esta relación laboral pasa por que el profesional cree una microempresa o se haga autónomo, al tiempo que la empresa se abre a un nuevo modelo de trabajo, de vinculación laboral y de contratación.

Contratar a un trabajador por procesos supone para la empresa una mejora de la gestión de recursos y un aumento de la agilidad y la calidad de los resultados que se obtienen al finalizar cada proyecto.

¿Pero….. qué beneficios tiene para el trabajador este tipo de relación?

Para muchos el no depender de forma directa de un jefe aporta una independencia a nivel organizativo importante. El hecho de estar en contacto con una heterogeneidad de clientes permite trabajar con distintos proyectos, de forma que uno mismo es dueño de elegir aquellos que le gustan, pudiendo trabajar en los sectores más interesantes y demandados en cada momento.

Estos trabajadores son profesionales con un alto grado de especialización y una habilidad híbrida para adaptarse a diversos escenarios laborales, pero también para hacer frente a las adversidades que acarrea esta fórmula laboral.

Como cualquier autónomo, la dificultad de no disponer de una cuantía económica fija a final de mes, el miedo a no cobrar la factura en la fecha concertada con el cliente, la ausencia de un sueldo en horas no trabajadas, como son las vacaciones o los posibles periodos de baja laboral hacen costosa la actividad.

Para aquellos profesionales que tienen trabajos esporádicos o facturan menos de 15.000€ al año hay soluciones para ajustar al máximo los costes como son cooperativas de trabajo asociado

 

Información basada en: Cuadernos Esine, Freelance, una vía de escape

Imágen:seofreelances.es